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Nací en Colombia en el año 1979, en una tierra rica en cultura, tradición y espiritualidad. Desde muy pequeño, mi vida estuvo marcada por experiencias que desafiaban la lógica y despertaban en mí una sensibilidad especial hacia lo invisible. Lo que otros llamaban "paranormal", para mí era una forma de conexión más profunda con algo que aún no comprendía, pero que sentía muy real.
En mi infancia, tuve encuentros que no podía explicar: sueños premonitorios, presencias que solo yo parecía percibir, y momentos de intuición que me revelaban verdades antes de que sucedieran. Estas vivencias no solo me sorprendían, sino que despertaban en mí una búsqueda: ¿por qué yo? ¿Qué quería mostrarme el universo?
Con el tiempo, la vida me llevó a Venezuela, el país que me abrió las puertas y me vio crecer. Allí encontré más que un hogar: encontré oportunidades, amistades duraderas, y sobre todo, el espacio para formarme como profesional. En Venezuela cursé mis estudios universitarios y, con esfuerzo y dedicación, obtuve una maestría en Educación Técnica con Mencion Publicacion, un logro que marcó profundamente mi vida y mi propósito.
Pero mientras mi formación académica avanzaba, mi vida espiritual no se detenía. Las experiencias paranormales que comenzaron en Colombia no desaparecieron; al contrario, evolucionaron. Empecé a entender que no eran coincidencias ni simples percepciones. Comencé a estudiar, a leer, a explorar distintas corrientes espirituales y filosóficas. Cada conocimiento que adquiría me ayudaba a comprender mejor mi propósito y mi conexión con el universo.
Venezuela fue para mí tierra fértil en todos los sentidos. Su gente, su cultura, su energía... todo contribuyó a fortalecer no solo mi carrera profesional, sino también mi crecimiento espiritual. Aprendí a equilibrar lo académico con lo espiritual, lo tangible con lo invisible.
Hoy, al mirar atrás, veo con gratitud cómo mi camino ha estado lleno de señales, desafíos y aprendizajes. Nací en Colombia, tierra que despertó en mí el alma inquieta; pero fue Venezuela quien me ayudó a convertirme en la persona que soy hoy: un ser consciente, formado, agradecido y en constante evolución.
Y aunque el camino sigue, tengo claro que cada paso que he dado desde lo espiritual hasta lo profesional ha tenido un propósito mayor. Uno que sigo descubriendo cada día.
Limpiezas energéticas con vela y fuego:
El fuego es mi elemento guía. A través de rituales personalizados con velas y técnicas ancestrales de purificación con fuego, ayudo a las personas a cortar lazos energéticos negativos, liberar bloqueos, limpiar espacios o cuerpos sutiles, y renacer con más fuerza y claridad.
La llama no solo ilumina: transforma, consume lo que ya no sirve y da paso a lo nuevo. Cada limpieza es un acto sagrado.
Cada sesión contigo es un espacio protegido, donde el alma se encuentra con su verdad y el espíritu comienza a recordar quién es.
Mi vida ha sido una danza entre lo visible y lo invisible, entre el conocimiento académico y el saber espiritual. Hoy, La Sabia del Fuego no solo es un nombre: es mi propósito, mi legado, y el fuego que comparto con cada ser que cruza mi camino.
“Sabia del fuego Internacional”
Mis facultades son Clarividencia intuitiva,
Lectura de campo energético,
Capacidad de conexión mental/emocional (telepatía intuitiva)
Canalización de energía sanadora.
Trabajo desde el amor, el respeto al libre albedrío y la privacidad espiritual y emocional de cada persona. Mi práctica nunca sustituye acompañamiento médico o psicológico, sino que actúa como apoyo vibracional y espiritual.